Como desvela Lee Radziwill, Giambattista Valli tiene “el alma de un poeta”. Sus diseños, de versos armoniosos y composiciones exquisitas, hacen gala de una sensibilidad artística que bebe del cine, la literatura, la filosofía y el arte. La riqueza de sus influencias se despliega en un ejercicio de maestría y grandeza propia de la Alta Costura.
Creciendo en Roma, no es de extrañar que Valli sea experto en trasladar la grande bellezza a diseños de una feminidad exultante, tan románticos como subversivos. Vestidos dramáticos, juegos de volúmenes, volantes esponjosos y capas de tul forman el vocabulario de este maestro de la moda.