El italiano Achille Maramotti, hijo y nieto de modistas, dejó la abogacía para dedicarse en cuerpo y alma a la moda. En 1951 lanzó Max Mara con un concepto revolucionario para la Italia de la época: hacer que las prendas de lujo, especialmente los abrigos, fueran más accesibles a través de la fabricación industrializada, sin descuidar por ello la calidad.
La marca continúa reinventando hoy su estética minimalista y moderna al mismo tiempo que rinde culto a la sastrería. Sus diseños, de siluetas sofisticadas y colores neutros, están concebidos para una mujer que aprecia el lujo, pero el “real y práctico”, como anotan desde la firma.